lunes, 16 de noviembre de 2015

La Casta Guerrera

Planetas

            India tenía una concepción muy amplia de su cosmogonía, creían en los lokas, término que curiosamente entenderemos como “planetas”. Y sus dioses, santos, Buda mismo y nosotros en algún momento, retornaríamos al loka que nos corresponde conforme a nuestra calidad de ser.
De tal manera, además de los planetas que conocemos o que nos nombra la ciencia (sūryaloka le llamaban al sol y candraloka a la luna puesto que eran considerados planetas en la antigüedad), ellos tenían noción de un Universo más amplio, con la existencia de visnuloka, de donde venía el dios Viṣṇu; brahmaloka, planeta perteneciente a aquellos que tuviesen la calidad de brāhmana donde Brahmā reinaba; kṛṣṇaloka o goloka, planeta de Kṛṣṇa; indraloka, residencia de Indra; pitṛloka, planeta de los antepasados difuntos; entre otros.
Esta concepción no era única del pueblo hindú, de alguna manera los germanos, descendientes de estas tradiciones, en su concepción de Yggdrasil, creían que los nueve mundos que unía el Árbol Universal, eran efectivamente planetas habitados por distintas clases de seres: Asgard (“jardín de los æsir”, los dioses); Jotumheim (“el mundo de los jotum”, los gigantes); Alfheim (“el mundo de los alfar”, los elfos, los primeros) y Midgard (“el jardín medio”, nuestro planeta Tierra, donde habitan los hombres), etcétera. Es curioso que sólo Asgard y Midgard incluyan el término gard, que significa “jardín” como en garden, pero se debía a que solamente en estos dos mundos o planetas, las condiciones eran como un jardín (como el jardín del Edén), como un paraíso.

Los nueve mundos


Hay que tener presente que nuestro concepto “planeta” es de los más alejados a la idea de un cuerpo celeste, este término viene del griego y significa “errante” porque creían que eran estrellas sin rumbo fijo, sin embargo, la idea de loka, heim o gard sería lo más asertivo para lo que nos referimos, verdaderos mundos donde habitan criaturas homogéneas a su ambiente, adaptadas a sus condiciones climáticas o su naturaleza.
Pero las ideas tanto germanas como hindúes encontraban una raíz indoeuropea, donde celtas tuatha dé dannan creían venir del cielo, y un Alalu hitita creía haber reinado en el cielo (un mundo fuera de la Tierra) y haber llegado a nuestro planeta luego de ser derrocado, o el antiguo folclor eslavo que creía que sus deidades, los dioses indoeuropeos, llegaron desde el espacio hace miles de años, y descendieron en vehículos espaciales con el símbolo propio de su raza: la esvástica. Es decir, la idea de un conjunto de planetas civilizados de donde vinieron las deidades a la Tierra, no es una invención propia de la Ciencia Ficción, sino una tradición de los primeros hombres, aquellos que habitaron en comunidad con sus dioses, estos mismos dioses que dijeron venir de otros planetas.


Ciencia Ficción y Cultura Popular

Entonces sabemos que la Ciencia Ficción y las creaciones modernas en general han bebido de estos antiguos relatos sobre razas de planetas muy lejanos, entre ellos me viene a la mente obras tales como “La Guerra de los Mundos”, “Star Strek”, “Star Wars” y como no, los famosos planetas Kriptón y Vegita.
Es en este último planeta donde me detengo: un planeta conquistado alguna vez por una sociedad guerrera (los saiyajin) a un pueblo pacifista (los tsufurujin), nombrando al antiguo planeta Plant por el de su Rey Vegeta, Vegita, y desde este núcleo belicoso, iniciar una empresa de conquistas a través del espacio con el fin de acabar con las especies de ciertos planetas para vender estas enormes errantes a comerciantes intergalácticos u otras razas más pudientes.
Esta misma idea de una raza guerrera a través del espacio se encuentra en la película de Superman (Superman y Son Gokū guardan muchas semejanzas) “Man of Steel” donde los kriptonianos fueron alguna vez una antigua civilización conquistadora de mundos —muy semejante a la teoría anunnaki de Sitchin—, también se encuentra en la película Outlander, y podemos apreciar esta raza guerrera intergaláctica en la idea de los necróferos en la película “The Chronicles of Ridick”. Me resulta curioso, es una inspiración en los artistas que se repite en más de una obra, alguien más podría encontrar claros ejemplos de esto a que me refiero. Y si volvemos al mito ¿Acaso el Valhalla no guarda relación con este mundo al que los guerreros, y sólo los guerreros, parten una vez fallecidos en batalla? Y concentrándonos en la tradición hindú, no deja de ser revelador El Bhagavad-Gītā 2:32: “¡Oh Pārtha!, dichosos los kṣatriyas a quienes se les presentan oportunidades de pelea sin buscarlas, abriéndoles las puertas de los planetas celestes.”
Con un poco de atención uno puede observar claramente que el manga Dragón Ball de Akira Toriyama (y la serie posteriormente) tiene bastantes rasgos de la cultura hindú; ya el personaje principal, Son Gokū, esta basado en una deidad china de nombre Sun Wukong que encuentra raíces en el hombre-mono Hānuman, una criatura de apariencia simiesca que figura principalmente en El Ramayana. Y conforme a este texto sagrado hindú, la casta guerrera, o kṣatriyas, lograba enormes poderes, podía luchar por los aires, controlar la materia y lanzar energías que podían arrasar grandes zonas. Todos estos guerreros encontraban su cuna en una raza de dioses guerreros, que alguna vez le entregaron una esvástica al hombre, el rey Manu, y el hijo de éste lo utilizó como bandera propia de la casta político-guerrera.
Al parecer, todos los mitos hindúes e indoeuropeos en general apuntan que estos dioses encontraban su residencia en otro planeta, en un loka, donde predominaban los rasgos belicosos de sus integrantes, obtenían grandes poderes y, dato curioso, eran vegetarianos (Odín sólo se alimentaba de cebada e hidromiel). ¿Acaso saiyajin no significa “el pueblo del vegetal”? ¿Y acaso Vegeta, que es el nombre del rey y el príncipe, no significa “vegetal” a secas? ¿Y acaso cada individuo de este mundo no llevaba un nombre que significase un vegetal en sí? (el verdadero nombre de Son Gokū era Kakarotto que significaba “zanahoria”, el de su hermano era Raditz, “rábano” y el compañero de Vegeta era Nappa, “repollo”).

Saiyajin, la Casta Guerrera



Por Tradición Oral pude recibir la historia de los upaniṣads, un pueblo prehistórico que no emitía sonidos para comunicarse y no consumía carne, que, como he podido ir averiguando, se trata de los mismos hiperbóreos a que se refiere el mito grecoromano y comparten tanto las culturas celtas, germanas y eslavas; esa civilización polar que se cree vino de las estrellas usando una esvástica como símbolo con una enorme tendencia a las artes de la guerra de la cual descendería la cultura indoeuropea que, como podemos apreciar a través de la historia, ha llevado el mismo patrón en sus conquistas. Y refiriéndome a una cuestión de dioses, dioses que no pertenecen a raza alguna sino que están por sobre esta limitante mortal, resulta menester hacer mención que otros pueblos no indoeuropeos comparten ese mismo sentimiento bélico o guerrero entre sus hombres, como los vemos en tribus africanas, amerindias o asiáticas de un origen distinto al indoeuropeo.


Los bienaventurados svásticas

“Gua mandó traer enseguida un esquife magnífico, cubierto con un dosel color pálido amarillo, y sobre el cual resonaban alegres conciertos y ondeaba una bandera con la enseña de los bienaventurados svastikas”
El Ramayana

Cuando encontré este párrafo en El Ramayana quedé bastante alegre, puesto que dicho símbolo en la bandera de un grupo de individuos llamados “svastikas” era claramente una esvástica, y además, el nombre es definido al final del mismo libro como “Swastikas o suásticas: Espíritus celestes del paraíso de Brahma”, es decir, habitantes de brahmaloka, upaniṣads o hiperbóreos. Seres que claramente habían llegado desde un mundo más allá de nuestro planeta, que habían alcanzado un poder sobre la materia (el libro los define como “espíritus” pero en el texto los ejércitos son guerreros físicos) y fueron quienes les entregaron los conocimientos a los hombres e instauraron la casta de los kṣatriyas, la nobleza político-guerrera hindú y de donde desciende el espíritu marcial de los indoeuropeos y hombres en general. “La Personalidad de Dios, el Señor Śrī Kṛṣṇa, dijo: Yo le enseñé esta imperecedera ciencia del yoga a Vivasvān, el dios del Sol, y Vivasvān se la enseñó a Manu, el padre e la humanidad, y Manu a su vez se la enseñó a Ikṣvāku” aclara sorprendentemente el Bagavad-Gītā 4:1, e ikvákidas, “descendientes de Ikṣvāku”, se les llama a los ejércitos en El Ramayana.

Banderas de los Bienaventurados Svástikas


Esta bandera de esvástica se mantuvo por milenios desde Ikṣvāku hasta Rāma (hacia 4250 a. C.) y se mantuvo como símbolo propio de la nobleza y los guerreros no solamente en grupos indoeuropeos, sino que en amerindios a lo largo de toda América e incluso en las castas samurai medievales y en las banderas de Japón hacia el 1900.

¿Persiste aún esa casta guerrera entre nosotros, esos descendientes de los bienaventurados svastikas, esos upaniṣads, hiperbóreos, que no necesitaban emitir sonidos para comunicarse, que no comían carne y alcanzaron un enorme poder bélico no en sus maquinarias, sino en su espíritu mismo? ¿Qué pasaría si un día regresa esta casta guerrera? ¿Reconoceremos a nuestros dioses o sólo veremos la raza saiyajin como una analogía de la llegada del europeo a América en el s. XV? Me deja pensativo…

domingo, 20 de septiembre de 2015

Chilenidad

Bandera Nacional de Chile

La bandera nacional de la República de Chile fue diseñada por el estadounidense Charles Wood que luchó por la independencia chilena bajo José de San Martín. El diseño se entiende como una clara influencia de las barras y estrellas de Estados Unidos al punto que guarda bastantes semejanzas con la bandera de Texas.
A su vez, además de ese vínculo en el diseño por los americanos, la bandera chilena usa los colores clásicos de la Revolución Francesa (como la bandera de Francia) y ese ideal fundado en la libertad e igualdad de la época como lo fue la anterior bandera chilena (bandera de la Transición), Estados Unidos, Cuba o Puerto Rico que también se caracterizan por el uso de estrellas que en vexilología es parte del mismo objetivo.
Con ello, establecemos el vínculo internacional que tiene nuestra bandera, adoptada el 18 de octubre de 1817 y vigente hasta el día de hoy.
Pero como me gusta afirmar, Chile no comenzó con OʼHiggins y las instituciones independentistas, hay mucho más hacia el pasado, muchas más banderas que las tres comúnmente llamadas “de la Patria Vieja”, “de la Transición” y “de la Patria Nueva” existiendo enseñas desde la conquista, con símbolos que más que institucionales, reflejaban la fe de españoles e indígenas que se remontaban al origen de sus creencias, la cristiana por parte europea, y la Ancestral, por llamarle de algún modo, la de mapuches. Así, entre las banderas que izaban los españoles, tenemos la llamada Cruz de Borgoña, que es un paño blanco con un aspa dentada de color rojo. Es en esta enseña donde encontramos ya el blanco y el rojo de nuestra actual bandera. Sin embargo, una vez instalado Pedro de Valdivia, tomado al joven Lautaro a su servicio y luego éste se libera y comienza la lucha contra los conquistadores, alza una bandera tricolor con los colores actuales, el blanco, azul y rojo, y una estrella solitaria. Esta podría decirse, es la madre de nuestra actual bandera, nuestra chilenidad primitiva.


           Cruz de Borgoña         Bandera de Lautaro        

Determinando históricamente que esta bandera trataría de inicios de la conquista española, podemos decir con toda claridad que la actual bandera nacional lleva dichos colores y la estrella no por un vínculo estadounidense o francés, sino que por una inspiración netamente local, ancestral, y por tanto, el blanco, azul y rojo y nuestra estrella solitaria, serían así símbolos propiamente chilenos.
¿Pero qué significaban estos colores? ¿Qué significaba la estrella?
Actualmente, se dice que nuestra bandera nacional tiene el azul por el cielo, el blanco por la nieve de las montañas, el rojo por la sangre de los héroes esparcida a lo largo de nuestra tierra y la estrella solitaria como representación de nuestro Estado Unitario. Si bien es muy común que en vexilología el azul suela significar cielo (o mar), el blanco la nieve (o la pureza) y el rojo la sangre, ya determinamos que sería apresurado afirmar que la estrella es motivo de “institución”, porque antes de que hubiese Estado, mapuches y otros pueblos originarios al momento de la conquista ya enarbolaban una estrella solitaria blanca en sus banderas. Es por esto que he buscado el significado de nuestra actual bandera en el uso original, primitivo del pueblo mapuche.
Como podrá apreciarse en la bandera de Lautaro, existen los mismos colores actuales, y además, su diseño oculta dos grandes símbolos aborígenes, los dos en color blanco:
El primero de ellos, una Cruz Andina que separa el rojo exterior del azul interior, dicha cruz, o ngümin como le llaman los indígenas, no debe entenderse como una cruz en el sentido cristiano, sino como una unión, un vínculo, entre lo divino y lo terrenal. Es la cruz que puede verse de cierta manera en geoglifos en el norte del país o en varias cantidades en una franja angosta arriba y abajo de la actual bandera mapuche, de color blanco sobre negro.
Y el segundo símbolo es la clara Estrella Solitaria en el centro de la bandera, sobre fondo azul, único símbolo sobreviviente en nuestro actual pabellón nacional. Pero como podrá advertirse, esta estrella difiere de la anterior en el hecho de contener ocho puntas, es la Estrella Solitaria de Ocho Puntas, o Estrella de Ocho Puntas a la que el pueblo mapuche le llamó wünelfe y que curiosamente no representa ni una estrella, ni un Estado o institución alguna, sino que un planeta, el planeta Venus.

Venus, la Estrella e la Mañana,
Comúnmente representada con ocho puntas.

Es Venus la primera “estrella” en rebelarse cuando comienza a anochecer, “la Estrella del Ocaso” y desaparece cuando anochece para volver a asomarse cuando se oculta toda estrella al amanecer y vuelve a ocultarse una vez asciende el sol por las montañas, es el heraldo del sol, es “la Estrella de la Mañana”, la que anuncia La Biblia, es Eosforo para los griegos y Lucifer para los romanos. Y los mapuches utilizan dicho símbolo porque sus mitos hablan precisamente que de esta “estrella” descendieron sus dioses.
Según la tradición mapuche, en el principio de los tiempos existió Antu (que los incas le llamaron Inti), el sol, el padre de los dioses; entonces los Pillanes, dioses al servicio de Antu, y Peripillan, el líder de estos dioses, deciden rebelarse contra su rey por cuanto éste realizó obras impropias y se inicia una guerra allá en el cielo. Los Pillanes luego de generaciones luchando son derrotados y caen a la Tierra dando vida a la cadena de volcanes que forman nuestro país, y entre ellos, Peripillan, se convierte en el rey, habitando el volcán Osorno. ¿Acaso esta historia no resuena familiar en la tradición judeocristiana en que Lucifer se rebela contra dios junto a sus huestes, caen desde el cielo, el Reino de Dios, y habitan el inframundo? Pareciera que es la misma historia, que tiene ecos en el mito hurrita-hitita de Anu y Alalu o el mito griego de Urano y Crono (o Saturno para los romanos) entre otros muchos pueblos, es decir, ecos de la primera guerra que conocieron los hombres de antaño donde sus dioses lucharon.

Cruz Andina, Tiahuanaco

Cuando Zecharía Sitchin observó el símbolo se preguntó si acaso no fuera éste más que una cruz, como enlace entre dioses y hombres, un vínculo, es decir, una escalera vista desde su centro hacia arriba, una “Escalera al Cielo”, la misma Escalera de Jacob, y desde el punto de vista de la ufología, una escalera de una nave espacial que une la Tierra con un mundo más allá de nuestro planeta, puede que en Venus, o puede que de un mundo mucho más lejano. De tal manera, la bandera de Lautaro sería interpretada desde su centro hasta sus extremos como el blanco reino de los dioses (o extraterrestres), el cielo o espacio azul que separa dicho lugar con el nuestro, el vínculo en blanco, la escalera, y el rojo como la sangre de no cualquier héroe, sino de los Pillanes, contenida en los volcanes.
Los herederos de Antu y Peripillán fueron Treng-Treng y Cai-Cai, las serpientes de la tierra y de las aguas, y pronto los dioses crearon a la humanidad, los Lituches, que se vieron enfrentados en una nueva lucha divina entre estas dos serpientes. Y salvadas por la serpiente de la tierra, los Lituches comenzaron a nombrarse “gente de la tierra”, es decir, Mapuches, de donde descendió Lautaro.

Treng-Treng y Cai-Cai, herederos de Antu y Peripillan,
Señores de Chile.


Aún veo a lo largo de esta tierra la sangre derramada de los héroes, y veo el blanco de nuestra “majestuosa montaña”, pero comienzo a convencerme de que sólo el azul del cielo se encontraba en lo correcto, lo blanco era símbolo de divinidad, del reino de Antu, de Peripillan, de los Pillanes, de Treng-Treng y Cai-Cai como lo era la mal llamada Cruz Andina, mientras que el rojo representa a los antepasados que tuvieron la osadía de luchar contra dios, los verdaderos héroes, esos olvidados y temidos cada vez que despiertan desde sus volcanes y nos recuerdan quienes son los verdaderos chilenos, que, o la tumba serás de los libres o el asilo contra la opresión.

El Joven Lautaro, obra de Pedro Subercaseaux

domingo, 23 de agosto de 2015

Dinastía samotheana, primeros celtas en Gran Bretaña



INTRODUCCIÓN

            La Crónica de Holinshed es algo confusa al respecto… nunca establece el año con certeza. Sin embargo, nos acerca bastante al inicio de la historia de Samothes, primer rey de los celtas y primer habitante de Inglaterra.
Samothes era hijo de Jafet, hijo de Noé, que los relatos bíblicos le conocieron como Mesec. Esta es la primera curiosidad, puesto que por regla general, se hace a los celtas (o galos) descendientes de Gomer y no de Mesec, quien según Beroso, se estableció en lo que hoy es Rusia, fundó la ciudad de Mazaca (Moscú) y el pueblo fue llamado antiguamente mosocheni o mazaca y en sus tiempos recibieron el nombre de capadocios. En cuanto a la descendencia de Gomer, fueron llamados gomeritas antiguamente y en tiempos históricos recibieron el nombre de gálatas o gallos; y tanto gálatas como capadocios solían vivir en tiempos apostólicos en provincias vecinas de Asia Menor, lo que supondría en su historia una amistad entre pueblos a lo largo de sus migraciones y que llevó al desarrollo de celtas (descendientes de Mesec o capadocios) por un lado y galos (descendientes de Gomer o gálatas) por el otro. También encontramos en Rusia el vínculo entre Mesec y Samothes al norte del Mar Negro (Ucrania hoy en día) en la antigua localidad de Sarmatia, nombre que nos recuerda a Samothes y recibe dicha denominación por el pueblo de los sármatas (o saurómatas), vecinos de escitas de quienes se piensa que descienden los celtas irlandeses.
Así, estableciendo los vínculos existentes entre Samothes y Mesec (que son el mismo personaje) y su relación con el resto de tribus celtas, galos o gálatas de Asia Menor y capadocios y sármatas rusos, podemos hablar libremente de su historia.


PRIMERA DINASTÍA SAMOTHEANA

La casta de los druidas


Luego del Diluvio Universal, los descendientes de Noé se dividieron el mundo. Principalmente, Sem y su descendencia habitaron Medio Oriente, Cam y los suyos a lo largo de África y en cuanto al linaje de Jafet, se extendieron desde India e Irán, Rusia y toda Europa.
Gomer, Magog y Mesec cohabitaron en armonía las estepas rusas mientras que Javán partió a Grecia, Madai a Irán (de donde nacen los medos) Tiras a Italia y Tubal a España.
En la medida que los pueblos fueron aumentando su población, las migraciones comenzaron desde las estepas rusas y específicamente, desde Ucrania (el urheimat indoeuropeo), donde Mesec, que ya había fundado la antigua Mazaca, se convirtió en un gran líder como su padre, de ahí recibió el nombre de Samothes, que es un término que los britanos recogieron como summarius que quiere decir “jefe” o “principal” pero que no conlleva el título de “rey” (como en rex, rix, ric, rajá, rg, etcétera). Desde entonces, bajo el nombre de Samothes, funda Sarmatia donde nace el pueblo de los sármatas o saurómatas y migra con su tribu indoeuropea por tierras más propicias.
Así es como cruza Europa y llega a la Céltica, nombre con el que fue conocido antiguamente la actual Francia, y forma un imperio que abarca Francia, Bélgica, el norte de España e Inglaterra —Esta es la migración céltica por Europa de los antiguos celtas. Además de ser el primer habitante de la isla que pisó, según unas versiones, doscientos años después del Diluvio, doscientos sesenta años después del Diluvio hasta trescientos años después, en el 1650 anno mundi o el 1910 anno mundi (por los tiempos en que Partholón, el celta antepasado de los tuatha dé, invadió Irlanda) y llamó a la isla Samothea.
Samothes enseñó a su pueblo la ley, la astronomía, una escritura de carácter fenicia —o más bien rúnica—, política y moral (entendiéndose la palabra moral en su carácter etimológico, es decir, enseñó costumbre, y con esto nos remitimos a la Sucesión Discipular o Transmisión Oral). Además, para un grupo de iniciados entregó un conocimiento superior sobre dios y el hombre, hombres de filosofía que se hicieron llamar los samothei.
A Samothes le sucedió su hijo en la Céltica de nombre Mago, de quien, la Crónica supone que recibieron el nombre los magos de Media; y a Mago le sucedió Sorronius, o Sarron, hombre de gran conocimiento como sus antepasados, fundando escuelas para preservar el conocimiento, para que los celtas no caigan en la barbarie y, al igual que su abuelo Samothes, funda un movimiento denominado los sarronides, filósofos que creen que los sacrificios corresponden sólo a un grupo elevado de hombres, es la idea que pronto derivará en la casta de los druidas.
A Sorronius le sucede su hijo Druiyus, también llamado Druis, quien perfecciona las ideas de su padre y establece el grupo de los druidas, que consistía en la Sucesión Discipular, conocimientos sobre el entorno, sobre la deidad, medicina y otras ciencias ocultas que, como establece La Crónica y otros textos históricos, degeneró como el común de las instituciones en un grupo de hombres poco honorables que se aprovecharon de su poder.
Druiyus fue sucedido por su hijo Bardus, poeta y músico de donde obtenemos la palabra “bardo”. Bardus fundó una orden de poetas o heraldos llamados bardi, grupo tan respetado como la casta de los druidas, al punto de que las batallas se detenían si habían bardos en el lugar. Pero después de Druiyus y Bardus, los celtas pronto fueron olvidando los conocimientos y el espíritu indoeuropeo, entonces llegó a Samothea el gigante Albión, hijo de Neptuno, y conquistó la isla.


ALBIÓN

Albión de William Blake


Así como los indoeuropeos se expandieron por Europa, los camitas pronto iniciaron un periodo de conquistas que se concentró en el Egipto pre-dinástico, Cus (Etiopía) y Libia. Y muy pronto el poder camita se expandió por las costas de Canaán donde se convirtieron en expertos navegantes y al mando de su deidad principal (que los egipcios le llamaron Ptah, padre de Ra, los griegos le conocieron como Poseidón y los romanos como Neptuno), emprendieron rumbo por las costas del Mediterráneo, extendiéndose a lo largo de tierras habitadas por indoeuropeos (En las tierras de Javán, Grecia, se estableció Cadmo y los tebanos; en Italia de Tiras los etruscos y en la España de Tubal otros grupos fenicios).
Sin embargo, la expansión camita por parte de su dios Neptuno descansa en la extinguida civilización atlántica que desaparece una vez iniciado el Diluvio Universal, y todo lo correspondiente a las costas atlánticas que alguna vez dominó el imperio fundado por el dios del mar, fue reconquistado por los gigantes, hijos y descendientes del mismo dios, lo que la historia conoció como la cultura de los Megalíticos, ciclópeas construcciones de piedra que se extienden por las costas atlánticas tanto europeas como africanas, alcanzando en el caso de Europa, todas las tierras que se hizo con posterioridad nuestro héroe Samothes.
Anteo, uno de estos gigantes, toma lo que son las tierras de Mauritania; Gerión habitó España; Lestrigo domina el norte de Italia, y Bergión y Albión toman Irlanda e Inglaterra respectivamente. Al parecer, como dice Louis Charpentier, estos son los gigantes conocidos como el pueblo de los ligures, y en honor a la verdad, habitaron las costas atlánticas y la Céltica en sí con anterioridad la llegada de los celtas indoeuropeos que finalmente los derrotaron, se hicieron de los dólmenes, menhires y cromlechs como suyos y adoptaron solo la deidad ligur principal, que celtas continentales conocieron como Lugus y en Irlanda de hizo famoso con el nombre de Lugh, el dios que se convirtió en rey de los tuatha dé. Los mismos ciclos irlandeses se refieren a Lugh no como un tuatha dé, sino como un extranjero descendiente de los fomoré, gigantes que habitaron Irlanda con anterioridad a toda invasión celta y que etimológicamente vienen a ser “los que vienen del mar”, es decir, los del pueblo del mar, los atlantes. Y entre sus reyes encontramos cíclopes de las mismas características que Polifemo, hijo de Poseidón, rey fundador de la Atlántida.
Luego de Bardus, la dinastía samotheana había tenido a los reyes Longho, Bardus II, Lucus y Celtes. Es entonces cuando Albión encuentra al pueblo de Celtes, los celtas, en momentos de alguna debilidad —física, espiritual o intelectual— y aprovecha la ocasión para hacerles guerra y recuperar las antiguas tierras ligures y atlánticas, empresa de la que resulta victorioso y decide nombrar a la isla Samothea con su nombre. Desde entonces, la isla fue conocida como Albión.
Se desconoce la etimología de Albión, pero claramente no era indoeuropea y celtas y grecorromanos lo interpretaron como “La Isla Blanca”, según algunos, por los acantilados de Dover. Empero el origen del nombre de la isla de Albión y del gigante homónimo seguirá siendo un misterio.
Pero al parecer, el nombre fue de buen gusto para los celtas samotheanos, quienes recuperaron la isla hacia el 1330 a. C. cuando Heracles emprende un viaje a Occidente, asesinando a todo gigante que fuera un impedimento para lograr sus doce trabajos.
Al respecto, los griegos dicen que Euristeo envía a Heracles dos veces al extremo occidental del mundo: primero viaja a robarle el ganado a Gerión, matando a éste y al gigante Caco en Italia. En Italia le hace frente luego Lestrigo, hermano de Albión y Bergión, a quien Heracles también derrota en combate, lo que trajo la ira de sus hermanos quienes parten desde sus islas a cobrar venganza por la muerte de su hermano. Albión, rey de la isla de Albión, y Bergión, rey de Irlanda, también son derrotados por el héroes griego quien logra llegar por fin a Micenas con el ganado robado de Gerión. Tiempo después vuelve a las costas atlánticas, esta vez a África, en busca de las manzanas doradas del jardín de las hespérides, derrotando esta vez al gigante Anteo y saliendo victorioso con las manzanas.
Ese fue el fin del reinado de Albión y de la cultura Megalítica en las costas atlánticas, los ligures fueron prontamente reemplazados por tribus célticas con la ayuda de ejércitos helenos, es decir, grupos indoeuropeos que imponían el patriarcado en una Europa ganadera, mesolítica y olvidada.


SEGUNDA DINASTÍA SAMOTHEANA

Guerreros pictos


Al parecer no fueron muchos los años del reinado de Albión, porque Celtes, último rey samotheano, recuperó el trono y la dinastía se mantuvo por varias generaciones más que, en reconocimiento o recuerdo del conquistador hijo del dios del mar, decidieron mantener el nombre de la isla como Albión y olvidar ese antiguo nombre de Samothea, dada por su fundador.
Los reyes que siguieron a Celtes fueron Galates, Harbon, Lugdus, Beligius, Iasius, Allobrox, Romus, París, Lemanus, Olbius, Galates II, Nannes, Remis, Francus y Pictus, último vástago del linaje de Samothes.
Estos reyes no disfrutaron de largos reinados, sino que podemos deducir fácilmente que fueron periodos breves en que se sucedieron unos con otros al punto en que se desconocen sus hazañas. Además, luego de Pictus llegó a la isla de Albión el héroe Brutus o Bruto de Troya, pariente de Eneas y sobreviviente de la caída de su ciudad en manos de aqueos y dánaos. Sabemos que desde los doce trabajos de Heracles y la caída de Troya no pasaron muchos años, al punto en que Agamenón logró conocer a Heracles y luego vivir un corto reinado en Micenas para luego ir en la conquista de Troya y morir al regresar, por tanto, todos estos reyes samotheanos desde Celtes hasta Pictus reinaron durante la vida del héroe Agamenón y quizás una década más.
Es interesante cómo la historia de Samothes redactada en la Crónica de Holinshed, que data de la Era Tudor, refleja toda una migración celta desde el urheimat indoeuropeo. No seré el primero en dar a la luz ese origen celta en la Europa Oriental —del ciclo artúrico también se dice que encuentra sus raíces en sármatas y otros pueblos iranios— pero es bueno recordar la historia en su practica antigua: una historia vivida a través de reyes y conquistadores, que vence a los pueblos cuando éstos pierden su voluntad.

De tal manera, a la llegada de Bruto de Troya, éste no encontró más que unos pocos gigantes sobreviviendo por aquí y por allá y las tribus pictas del norte de la isla (el pueblo del rey samotheano Pictus) y no tardó en hacerse señor de la isla olvidada por los celtas y darle un nuevo nombre que sobrevive hasta nuestros días: la isla de Gran Bretaña.

Bandera del Reino Unido

viernes, 10 de julio de 2015

Historias perdidas de los hicsos

Medusa era una hermosa sacerdotisa al servicio de Atenea,
mas un día Poseidón apareció en el templo y la violó,
por esto, la diosa enfurecida la desterró a un lugar desconocido,
convirtiéndola en una criatura monstruosa
con una enorme cola de serpiente que continuaba a su cintura,
con cabellos de pequeñas e incontables serpientes,

largos colmillos y una mirada que convertía en piedra a todo aquel que la viera.


            LOS OLMECAS

            Observo las enormes esculturas de cabezas olmecas y no puedo creer que los historiadores las interpreten como una representación del jaguar que adoraba este pueblo, quiero creer que estos historiadores reconocerían los rasgos de un jaguar si los tuvieran en frente, y más aún, que si los olmecas tuvieron la habilidad de crear más de una docena de estas cabezas que pesan toneladas, perfectamente hubiesen podido convertir una roca en una figura de un jaguar.
            Cuenta una leyenda maya que una vez el sol fue devorado por el jaguar y durante todo ese día no hubo luz solar en la Tierra. La historia encuentra respaldo al otro lado del orbe, donde los hebreos relatan una guerra en que Dios les ayudó y detuvo el sol para que venciesen a sus enemigos; así, en una parte del mundo solo hubo noche, y en la otra solo hubo día. A esto se suman los griegos con Atreo, que recuperó el trono de Micenas cuando el sol “retrocedió”, y los hititas que comentan fenómenos parecidos, más una lluvia de meteoritos. Todos estos eventos pueden datarse hacia el mismo año: 1340 a. C.
            Ese año un nuevo sol apareció en América, el sol del jaguar, la Era del Jaguar que se extendió a lo largo del continente. Los olmecas aparecen en esta época ―y por ello creen que las cabezas de basalto representan el jaguar― o antes, hacia el 1500 a. C. convirtiéndose en la primera civilización mesoamericana. Ellos conocen la rueda que no hereda el resto de culturas precolombinas, son pastores y agricultores y sobre todo, son los constructores de América y fundamento del resto de pueblos como toltecas, mayas o aztecas.
            Este inicio que roza con el mito hace de los olmecas un verdadero misterio, pero un misterio mayor es el rostro que grabaron en las enormes cabezas, en que no soy el único que mira en sus facciones rastros negroides (otros han visto mongoloides) por su cráneo braquiocéfalo, labios gruesos, nariz ancha y ojos almendrados, al punto que si los hubiesen pintado, no habrían dudas al respecto, sin embargo, la historia oficial nos dice que no hubieron negros africanos en America antes de Colón, ni blancos ni mongoloides en tiempos de los olmecas, que la teoría en sí es anacrónica y por tanto absurda, y que las cabezas “representan al jaguar en que creían los olmecas”… quien sabe.

            LOS HICSOS

            La historia de los hicsos es una de mis favoritas, son como un personaje secundario que toma gran fama, a pesar de aparecer poco. Se dice que son una aristocracia indoeuropea con un pueblo semita que les seguía hacia el 1800 a. C., que estos indoeuropeos eran posiblemente hurritas, hurritas que venían de los pueblos iranios, iranios que se separaron de los hindúes en la guerra de los devas contra los asuras, y los veremos migrando por varias generaciones más.
            Como decía, los hicsos, también conocidos como reyes pastores, fueron un grupo de extranjeros que se establecieron en Egipto convirtiéndose en faraones por dos siglos, fueron los nobles que soñaban con vacas flacas y vacas gordas y los que introdujeron el carro de guerra en las tierras del Nilo. Pero hacia el 1550 a. C. son expulsados de Egipto por una dinastía local y su historia se pierde.
            O eso pareciera, porque los griegos entre sus mitos relatan que la princesa Ío, hija del rey Ínaco de Argos fue raptada hacia el 1800 a. C. y llevada a Egipto por fenicios, esta mezcla entre cananeos y ináquidas puede responder en parte la identidad de los hicsos. De Ío desciende un rey de Egipto de nombre Epafo, que es claramente uno de los reyes hicsos conocidos como Apofis. Del linaje de Epafo es Danao y Egipto, dos hermanos que terminan en un conflicto que hizo que el primero tuviese que volver con sus hijas, las danaides, a la patria original de su antepasada Ío, donde retoman el trono de Argos, surge el pueblo de los danaos y nace el famoso Perseo. Eso nos amplia bastante el espectro de historias de los hicsos, un origen preciso y un final que nos lleva a otras historias, las de Perseo.



            PERSEO

            ¿Migraron los hicsos simplemente a Grecia? Pareciera que no, porque la historia de Perseo nos dará bastante material.
            Perseo es el producto de la pasión de Zeus por la hija del rey de Argos, Acrisio, descendiente de Danao. Al nacer, el rey lanza a su madre y al niño en una caja al mar llegando a la isla donde fueron rescatados por Dictis, hermano del rey Polidectes. El rey se enamora de la madre de Perseo y para deshacerse del héroe, dice que se casará con otra mujer y que esperaba que cada hombre le entregase un regalo para ofrecérselo a la dama; Perseo siendo pobre, le dice que si pudiese ir por la cabeza de Medusa que convierte en piedra todo lo que mira, lo haría. Por consiguiente, Polidectes ordena a Perseo a no volver a menos que traiga la cabeza de Medusa.
            El viaje de Perseo se iniciaba en Grecia, se sabe que viajó hasta Mauritania donde habitaban las hespérides y también a Etiopía donde rescató a Andrómeda, todo lo demás se desarrolla en lugares aún por descifrar. Pero el lugar que debemos buscar es donde residía Medusa.
            Perseo sale de Grecia hacia Mauritania, a lo largo del norte de África, puede que por mar o por tierra, llega donde las grayas que les revelan la localización de las hespérides y éstas, le entregan un equipo necesario para viajar a los dominios de Medusa: principalmente las sandalias aladas de Hermes, el casco de Hades y el escudo resplandeciente de Atenea. Con esas armas cruza el océano y la historia de Perseo se pierde. ¿Cruzó el océano Pacífico? ¿Vivía Medusa en América?
            Al dar muerte a Medusa regresa al mismo punto, se encuentra con Atlas posiblemente en Argelia donde convirtió en piedra al titán. Luego emprende el viaje hasta Etiopía, donde se cuenta que el rey Cefeo y la reina Casiopea habían ofendido a los dioses y como castigo, los dioses enviaron a Ceto, un monstruo marino madre de Medusa, a devorar a la hija de los reyes, la princesa Andrómeda que se encontraba encadenada para el sacrificio; Perseo mata a Ceto, salva a Andrómeda y regresa con el linaje de los perseidas a reclamar sus derechos en Grecia. Curioso es que Cefeo era del mismo linaje de Epafo, por tanto, era una rama de los hicsos gobernando esta vez sobre la población negra de Etiopía.

            MEDUSA



            Medusa es la clave que une a olmecas, hicsos y danaos. Sabemos que existe un vínculo entre hicsos y danaos, ¿pero podemos decir lo mismo con los olmecas, pueblo tan lejano de los anteriores? La cronología nos ayuda al respecto, puesto que situaremos la deshonra de Medusa entre los tiempos en que Atenea rige Atenas por decisión del rey Cécrope I y el reinado de Acrisio de Argos cuando Perseo tiene conocimiento de  que la cabeza de Medusa convierte en piedra con la mirada, es decir, entre el 1594 a. C. y el 1431 a. C. ¿Acaso no es la época de los olmecas? Volvemos a preguntarnos sobre quienes eran y de donde venían. ¿No serán acaso un grupo negroide de hicsos? Porque por cierto que sus rasgos demuestran ese carácter racial. Medusa significaba “soberana”, por lo que pudo ser una reina de los hicsos, de la que Poseidón quiso mantener una descendencia que jugaba en contra de los intereses de Atenea y por ello fue desterrada, junto a un grupo de hombres cruzaron el océano con consejos de las hespérides y fundaron el reino de los olmecas; su llegada coincidió con los tiempos de Quetzacoatl y pronto fue tomando los atributos de los dioses y reyes serpientes. Además, no deja de ser curiosa la relación de los colmillos que representan las imágenes de Medusa y de divinidades mesoamericanas.
            El viaje de Perseo pudo llevarlo por la ruta de Colón y Cortes, como alcanzar Brasil, entrar por el amazonas y ser testigo de las grandes anacondas que reinan las tierras americanas, “había encontrado a Medusa”, este viaje pudo llevarlo a las megalíticas ciudades como Chavín de Huantar en Perú donde podemos apreciar la imagen de una deidad muy parecida a la gorgona o a Mesoamérica donde Medusa vestía los atributos de Quetzacoatl, posiblemente el mismo Poseidón. Como sea, Perseo había llegado a las tierras americanas en la era del jaguar, en que las imágenes se representaban con colmillos, donde los hombres se habían convertido en piedra (hicieron esculturas de ellos como luego lo hizo la Grecia clásica) y una serpiente podía paralizar (con su veneno) a cualquiera que se le posase delante.
            Está claro que es una teoría incompleta, pero es muy posible que los Olmecas tuviesen una relación los hicsos, porque los reyes pastores habían sido expulsados hacia el 1550 a. C. y por el 1500 a. C. aparece un grupo en América con conocimiento megalítico que sobrevivía en Egipto, conocimiento de pirámides, y con rasgos africanos en las enormes esculturas que crearon, posiblemente jefes negros. Además, no solo negros había en los rasgos Olmecas, también podía encontrarse rasgos caucásicos en otras estatuas menores y el típico hombre amerindio, es decir, eran como las hespérides, tres diosas de nombre “Blanca”, “Negra” y “Roja” como señal de las razas que representaban, eran la unidad de las razas, eran el puente con los dioses.
            Posiblemente el veneno de la cabeza de una gran serpiente paralizó o convirtió en piedra a cualquier enemigo que se le cruzase… o posiblemente se trate de otra cosa. Pero queda la duda de ¿si los olmecas eran un grupo de hicsos, porque venir a matar a su reina? ¿Qué traición hubo de por medio? ¿Acaso tiene que ver con la transformación de Medusa? Que la gorgona se convirtiese en serpiente o dragón no es un tema aislado, ya Proteo, dios marino de Egipto según los griegos, tenía una apariencia similar, también el rey de Atenas Cécrope I, con la mitad del cuerpo de serpiente, y también un rey anterior a éste, Ogiges. Cabe mencionar que Ogiges y Cécrope I se decían venir de Egipto. Entre tanta adoración a la serpiente o al dragón en Egipto, ¿hubieron hombres-serpiente en las tierras del Nilo? ¿lo heredó América a través de Quetzacoatl y Medusa en tiempos de guerras, en tiempos del jaguar?



lunes, 29 de junio de 2015

El oro de Germania, oro de los dioses



En vexilología, el amarillo suele ser una alusión al oro, de hecho, podríamos considerar la vexilología como una rama de la heráldica, que sale del escudo y se concentra en la banda, el estandarte; y lo que entendemos como amarillo, en heráldica es oro. Incluso, centrándonos en las banderas, en algunas, como la de Alemania, el color de la franja inferior es en realidad dorado y no amarillo.
Resolviendo esa duda surgió otra, más profunda, menos técnica. Y es aquello que esconde la bandera del Sacro Imperio Romano Germano, esa que sobre un paño amarillo resalta un águila negra, símbolo imperial desde que la civilización es tal. Y como se dirían los colores en lenguaje heráldico, la bandera nos enseña sobre campo de oro, un águila de sable.
Veo el oro de los mitos escondido en las banderas. Como Eldorado escondido en la selva amazónica, con un centro que te lleva a las estrellas con los dioses, la bandera de Brasil nos lo dice, oro que regó la Gran Colombia, Ecuador y Venezuela; oro que no encontramos en Perú ni en Chile, porque se los llevaron los conquistadores para su bandera en España, manchado con sangre. Pero Chile lo recuerda, porque el oro de los dioses y los incas fue llevado al sur, muy al sur, escondido en las montañas, bajo la nieve y custodiado por el cielo, porque nuestra bandera de la Patria Vieja le recuerda. Ese antiguo oro de los dioses también abundaba en África, entre la naturaleza y la sangre de sus custodios que reconocen aún ese verde, amarillo y rojo, ese oro de los dioses y que Salomón también tuvo en parte.
Todo ese oro de los pueblos era el que figuraba en la bandera del Sacro Imperio Romano Germano, es el oro del Rhin, el tesoro que Alberico juntó con su anillo y los nibelungos… y un águila negra era su dueña.
¿Quién era esa águila en la bandera? ¿a qué rey correspondía?
Pensé en un principio que era el águila romana que sobrevivía entre los germanos, porque estos germanos se creyeron herederos del poderío de Rómulo, pero no. Comprendí que era un águila local.
Eran esas alas extendidas las que me recordaban a los dioses de germanos, a Wotán, que en un canto de Richard Wagner se hacía con el oro del Rhin, el oro de Alberico y el anillo de los nibelungos, porque las alas de águila estaban en su casco ceremonial, demostrando su actitud divina y mandante, como una obra de Konstantin Vasiliev, pero Wotán había perdido el oro y el dragón Fafnir fue su portador… Wotán ya no era el águila de la bandera. Empero Fafnir tampoco era el águila, Fafnir era el dragón, el dios antiguo custodio de los tesoros, hasta ser asesinado.
El águila fue siempre símbolo de mata-dragones, como la lucha de Zeus contra Tifón, o Marduk contra Tiamat, o Dios contra Lucifer… y la bandera de México aún nos lo dice. Y quien mejor que el mismo elegido de Wotán para ser el águila de la bandera germana, el asesino de Fafnir y señor de los nibelungos: Sigfrido.
Sigfrido murió y parte del tesoro se fue con él… retornaron al Rhin. A Sigfrido le sucedieron los burgundios y a éstos los merovingios que se hicieron reyes de Francia. Pasaron cuatro siglos desde la muerte de Sigfrido y los merovingios ya no reinaban en Francia, sino los carolingios con Carlomagno como emperador; y son éstos quienes fundan el Sacro Imperio Romano Germano y en recuerdo del Señor de los Volsungos, Sigfrido, confeccionaron la bandera sobre un fondo de oro con el águila negra, porque Sigfrido era el señor del oro del Rhin.
De ese oro queda poco —lo suficiente para que Alemania sea una potencia económica—, solo un tercio, tapado con la sangre de los héroes, puede que de la sangre poderosa de Fafnir, y bajo la oscuridad del Ragnarok, manteniendo viva una tradición de hace mucho tiempo, de tiempos de dioses y su oro, sangre y oscuridad. Y el escudo alemán aún lo tiene presente.

lunes, 23 de marzo de 2015

¿Y si los enanos fueron semitas?


Me dediqué a leer los cuentos de Grimm, leí uno y otro mientras recordaba la voz de mi madre que me los contaba cuando niño, recordaba los clásicos (Blancanieves, Bella Durmiente, Cenicienta, Caperucita Roja), pero en la medida que iba descubriendo otros que jamás escuché, y en esos mismos días haber pasado viendo la saga del Hobbit y buscando por aquí y por allá Las Eddas de Snorri Sturlusson en español se me vino a la mente dicha pregunta:

¿Y si los enanos fueron semitas?

Entiendo que con esas pistas no se llega de inmediato a dicho cuestionamiento, pero en la medida que nos enfocamos en los detalles, puede que aquellos que lean esto, terminen haciéndose la misma pregunta, y a su vez, obtengan la respuesta.


LOS ENANOS

Cuando hablamos de enanos, no dejamos de tener en mente aquella criatura pequeña en comparación al hombre, como una raza especial dentro de las tradiciones germanas, una tez pálida, barbudos, nariz bulbosa, y gorros frigios.

Entre sus trabajos, se caracterizan por la carpintería, la artesanía y la minería, entre muchas artes plásticas y mágicas que suelen ser repetitivos en los cuentos, como si los siete enanitos de Disney no se alejaran del mito.

Sin embargo, en el mundo germano, los enanos eran conocidos como dvergr, seres relacionados con el mundo subterráneo, con las piedras, el metal, su forja, la tecnología, la magia, la suerte y la muerte. Guardaban un vínculo con los svartálfar (elfos negros) y los døkkálfar (elfos oscuros), y posiblemente eran los mismos nibelungos de Niflheim (mundo de la niebla), además de Nidavellir y Svartálaheim (mundo de los elfos oscuros); posiblemente estos últimos dos se refieran al mismo lugar.

El término "enano" viene del latín "nanus" y significa "pequeño en su especie", aunque en un principio, estas palabras se reservaban como un adjetivo a seres feos, deformes o torcidos, del modo como el inglés actual dwarf que significa lo mismo y tiene el mismo origen indoeuropeo.

De tal manera, llegamos a tiempos anteriores al s. XIII cuando los enanos o dvergar (dvergr en plural) no eran seres pequeños en su especie, sino otra raza de hombres que el germano miró despectivamente por ser torcidos, feos o deformes. Así, llegamos al mito del enano Alvíss (toda sabiduría), que buscaba casarse con Þrúðr, hija de Thor. El dios del trueno no se encontraba cuando se le prometió su hija al enano, y al verlo se pregunta: "¿Qué hombre es este?! ¿Por qué tan pálida la nariz? ¿Con los muertos pasas en la noche?" lo que define el rechazo del dios sobre tal criatura. Alvíss llegó en la noche a visitar a Thor, quien le hizo que probara su sabiduría sin dejar de preguntarle durante toda la noche hasta el amaneces, Alvíss, sin poder negarse al desafío de Thor, no dejó de responder hasta que el sol apareció sobre el cielo convirtiéndose en piedra.

No causaba rechazo el blanco de la piel entre los germanos, pero en los enanos parece que era excepcional, debido a que era más bien un blanco cadavérico —de hecho, algunos nombre de enanos tenían significados que nos confirma esto: Daínn (el muerto) y Naínn (el cadáver)—, "¿Por qué tan pálida la nariz? ¿Con los muertos pasas en la noche?", era lo que se preguntaba Thor, como si una nariz bulbosa, que padece rinofima, sobresale de su barba, con un rostro semejante al de un cadáver por no tener contacto con la luz solar.  —Puesto que el sol les mataba convirtiéndolos en piedra.


LOS GOLEM

Que los enanos se convirtieran en piedra nos trae al recuerdo a los golem, criaturas del la creencia judía formados con materia inanimada; es más, su mismo nombre viene del hebreo guélem (גלם) que significa "materia".

Adán mismo, el primer hombre hecho por Dios, les servía de inspiración para formar a la criatura, con mucha sabiduría y santidad, pero el no poseer el aliento de vida de Dios, hacía que sus golem fuesen criaturas vacías. Se decía que los rabinos creaban estas criaturas para proteger a la población judía de los grupos antisemitas, pero si bien eran obedientes y fuertes, resultaban torpes y una característica muy especial, no tenían espíritu.

Al parecer, este golem fue perfeccionado, porque formó un pueblo de seres materialistas en Fenicia que desembarcó en una isla en el Mediterráneo, acercándose a la población nativa con intenciones de comprarle la isla. Así lo hicieron y luego les sirvió de puente al continente Europeo donde se mezclaron con los celtas, dando como resultado el pueblo de los galos, que se expandieron desde Irlanda (que hablaron gaélico) hasta Asia Menor (como gálatas). Se convirtieron en sus sacerdotes, llamados triuweden (quienes no tienen la verdad) que hoy conocemos como druidas. Sabemos que a lo largo de la historia, más que hombres cercanos a la cultura celta y la naturaleza, los druidas fue una casta oscura dentro de esta realidad, que se inclinaba por los sacrificios de niños, fuertemente politizada y que pudo ser causa de la corrupción (o torcimiento) de los celtas.

Estos eventos, narrados en el Oera Linda, nos explican como un pueblo venido de Fenicia (semitas) llegó donde el antiguo hombre europeo y le torció; y dentro de la creencia de ambas culturas, tanto semitas como indoeuropeos, estos golem eran seres sin espíritu, es decir, muertos, cadavéricos, que la luz solar los convertía en piedra, detalle que nos vuelve a los enanos. Su aspecto materialistaa pudo traer su habilidad con la creación de artefactos tecnológicos (mágicos) y su deseo constante de materia prima o jómer guélem como ellos le llaman que desencadenó en un poder económico que menguó el espíritu de los hombres. Es la relación de los golem con los enanos lo que me hace pensar que posiblemente fuesen semitas.



LA MALDICIÓN DEL ANILLO

Cuanta Wagner en su ópera, que alguna vez existió un oro sagrado en el río Rhin, y quién renegara del amor y quitara el oro para forjar un anillo, éste sería el Rey del Mundo.

Las ondinas que custodiaban el oro cantaban y jugaban a su alrededor cuando el rey de los elfos Alberico (eso significa justamente el nombre del enano) apareció por entre las rocas y quiso poseer a una de las hermosas mujeres que había frente a sus ojos; ellas jugaron con él, lo trataron como un tonto y se burlaron de su aspecto (feo, torcido) hasta que de repente el sol brilló sobre el oro del Rhin y el enano lo miró con ambición, las ondinas no le dieron importancia porque sólo poseería el oro quien renegara del amor y no sería ese enano libidinoso, enterándose de esto Alberico, y dolido por el rechazo, juró solemnemente renegar del amor y en un arrebato tomó el oro del Rhin, se lo llevó a su mundo de niebla y forjó el famoso Anillo de los Nibelungos.

Además del anillo forjó un casco que lo hacía invisible (como criatura subterránea, con riquezas y un casco que lo hace invisible me hace pensar mucho en Hades) y gracias a esos objetos pudo esclavizar a todos los habitantes de Niflheim, los nibelungos, y extrajo todo el oro que pudo encontrar gracias a que su anillo sabía donde se encontraba, y forjaron grandes tesoros y todo se ocultó bajo una montaña (que pudo servir de inspiración para la montaña llena de oro del Hobbit).

Ese tesoro paso de Alberico a Odín, de Odín a Fafnir, de Fafnir a Sigfrido, de Sigfrido a los burgundios, de éstos a los hunos y luego se dice que desapareció. Supongo que es el mismo tesoro que encontró Beowulf en la cueva de Grendel, el mismo cuarto círculo del infierno donde los avaros empujan grandes pesos en oro (como los enanos de Alberico), donde trabajaban todo el día los siete enanitos de Blancanieves y de donde los duendes irlandeses sacaron ollas llenas de monedas de oro y las trasladaron a la entrada del hogar de los dioses (el arco iris) y no pudieron cruzar.

Así, en un mundo de guerreros, los enanos se convirtieron en la potencia económica de la Europa del Mito y el Cuento, y forjaron increíbles artilugios a dioses (como el martillo de Thor o la lanza de Odín) y hombres que con todo, los vieron como criaturas repugnantes, torcidos, sin vida... golem... porque a fin de cuentas, eran materialistas, y lo importante para el alma europea, eran los valores propios de la nobleza, el honor, la lealtad, la verdad y el heroísmo. Los enanos se mantuvieron alejados de estas vanalidades, se adentraron en las montañas y sin otro sentido en la vida comenzaron a extraer roca a roca todo el oro de Europa, su piel palideció, su espalda se arqueó, parecieron cadáveres ante los ojos de los dioses. El pueblo semita (sean fenicios, amorreos, asirios o hebreos) se caracterizó por ser más bajo que el indoeuropeo, sobre todo en comparación con el germano. El espíritu materialista de los grupos semitas hizo del fenicio el mejor comerciante de la historia, el no tener un espíritu nacional (no tenían ciudades, solo puertos), el desarrollo de la moneda y la contabilidad, no solo desembarcaron en la isla que menciona el Oera Linda (Marcella), sino que también en Grecia en más de una isla (fundan Tebas), a lo largo de Italia, Francia, España de donde pasan a Irlanda (donde Golamh derrota a los Tuatha de Danann) hasta Niflheim (alguna región al norte de Noruega) donde son conocidos como dvergar, y que con los siglos pasaron a ser enanos, porque entre todos los hombres, eran los más pequeños en su especie.



EL ORO BAJO LA MONTAÑA

Hoy me pregunto ¿dónde quedó el oro bajo la montaña? ¿y todas esas creaciones mágicas-tecnológicas como la lanza de Ódín y el martillo de Thor? ¿Habrán ido a parar al templo de Salomón? ¿Se convirtió en la ofrenda de un dios que, para enriquecerse a sí mismo, juzgaba a los hombres por mirar las cosas de este mundo?

Solo nos queda la actualidad, con alguno que otro hombre de tamaño promedio, unos con gigantismo y otros con enanismo. Tipos bajos, y tipos jugadores de basquetbol. Y una Alemania como potencia económica de una Europa mal invertida, ¿liderada por quién? De seguro no son enanos.